No se si el tambor esta retumbando en mis oídos, o si me distraje entre la calidez de la piel de Viló o el hechizo penetrante del demonio de ojos verdes, la verdad que no se en que me momento me volví a perder en el laberinto impenetrable de mis sentidos de mi mundo, de esa forma de sentir que nadie entiende, ni siquiera yo.
Quiero abrazar y sentir esa libertad mientras tambor se va, pero sigue tan presente y yo tan pendiente de su sonido aunque no me aferre a el, leo sus notas musicales, siento sus vibraciones penetrando todo el cuerpo y siento que van dirigidas a mi pero no me hago ilusiones, el tambor siempre sera tan o mas libre que mis cuerdas aéreas, el tambor siempre sera de todas y de nadie, producirá sonido a toda mano que lo toque, su interior sera de todas ellas y de nadie.
Entonces esa piel cálida de la que hablaba mantiene mis días calientes llenos de una tibieza que no incomoda, de una dulzura salvaje que puede controlar mis estados y mientras mordisquea mi espalda, y su barba tierna araña mi cara... pero no pasa nada.
Llevo dos lunas tratando de perderme en el misterio que esta en la luz de aquella mirada profunda color verde, que se trata de enmascarar en una mente calculadora observadora, en la que no se si he logrado encontrar algo o simplemente busco letras para rellenar uno de estos espacios vacíos.
Aun con tanta gente alrededor uno puede sentirse tan solo y tan vacío... Como extraño llenar mis manos de colores y expresiones para evitar esos momentos en blanco.
Me pregunto si estoy desconectada de mi levedad en este instante?
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