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Monday, November 2, 2009

Humildad


Que me pisoteen, que me injurien, que hablen mal, que me odien, que me excluyan, que yo no sea nada, que me quites todo si alguna vez llego a creer mío algún merito, si me llego a creer más que otros, aun sabiendo que no soy más que polvo ante tu gloria.

Cuantas veces nos vana gloriamos, y nos creemos los reyes del mundo, no sabiendo que el único que es verdadero Rey eterno y no efímero, el único que nos ayuda a obtener algún merito es aquel que murió por nosotros en una cruz, porque no somos más que unos pecadores, que todo lo que tengan en este mundo algún día han de dejar, porque nada es nuestro, todo es de Dios, del creador, simplemente somos la tubería que usa para llegar a esos corazones que no lo aceptan que aun admitiendo su Gloria no lo dejan entrar, quítamelo todo Señor pero nunca me quites tu amor, has que me pisoteen, que me humillen si algún día en tu luz y en tu presencia, por mi humillación en esta vida pueda llegar.”

Cuando la tristeza...







Momentos de tristeza:

Cuantos días desperdiciados en lágrimas por una tristeza que no es más que muestra de que no estamos buscando suficiente del Señor, no es que este mal llorar, pero solo valen las lágrimas de amor al Señor, esas que el vierte en su odre, esas que son desprendidas desde lo más hondo del corazón, en los momentos de tristeza, no te has fijado que no te dan ganas de nada incluso se te van las ganas de orar, ¿ y estas dispuesto a dejar al enemigo vencer y permanecer triste, lejos de la luz, lejos de ese Dios que te llena de felicidad verdadera y alegría, de Dios que te promete la vida eterna?, espero que tu respuesta al igual que la mía sea un rotundo NO.

Intentemos algo juntos, crezcamos en esto, cuando te sientas triste y no quieras nada, es más en esos momentos en que ofendes inmensamente a Dios y le dices que no quieres vivir, porque no cierras los ojos antes de hablar, pasas tu mano por la frente como quitándote una gota de sudor, y di lentamente tres veces Jesús, déjate llenar de su amor, ahora empieza a orar, dile como te sientes, pídele de todo corazón que no te deje sentir así, que aparte de ti o de quien sea esa sensación que no viene de Él, ora, ora aunque sea 5 segundos y cuando termines fíjate de que ese dolor ya no lo sentirás, y si aún persiste es porque no lo pediste con fe, entonces pídele a Jesús que baile contigo, ponte a bailar que Él sea tu pareja esa noche, y olvídate de la soledad, libera tu mente, libera el dolor, llora, pero ofrece tus lágrimas por alguien que en verdad sufra, has que esas lágrimas y ese dolor valga algo, que tu baile, y tu llanto se vuelvan tu oración, créeme que no sentirás la tristeza y estarás mejor.”