Cuando lo rompen a pedazos.
Nunca me sentí en esta sensación de letargo y dolor profundo de modo tan tangible como lo siento ahora.
No es ese vacío que traen las noches de lujuria sexual.
No es esa sensación de insatisfacción y de que la vida tiene más para mí.
Todo lo contrario es ese sentir pesado, triste y agonizante de saber que a esta altura de mi vida me he preparado tanto para terminar siendo todo lo que tanto siempre he criticado.
Me han roto el corazón y lo que más duele es que ha sido la persona que más amo.
Fueron sus palabras como lanzas que me redujeron a nada.
Yo la basura más grande, niña mimada, incapaz de darle nada en esta vida, porque según él no le aporto nada no le sumo nada.
Y sin embargo lo que me rompe más es el miedo de perderle.
Se que nunca lucharía por mi, nadie nunca lucha por mi y no me extraña si es que la mayor parte del tiempo valgo tan poco. Soy tan insignificante.
